Los contextos de los moderno: el universo personal de Gaudi
- cristina rodriguez

- 8 dic 2019
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Un perfil único, singular, está dado por la sorprendente arquitectura de Antoni Gaudí (1852-1926). Este arquitecto catalán representa un fenómeno aislado y desconcertante dentro de lo que, hasta ese momento, se consideraban los principios básicos de la arquitectura. Su obra más conocida es la Sagrada Familia, inconclusa, en donde revive las condiciones espirituales del gótico y su simbolismo místico religioso, siendo uno de los aspectos más destacados la adherencia, en su superficie, de formas naturales, herbóreas, de un naturalismo vigorosamente vivo.
Este creador llegó más allá de lo convencional porque se aventuró plosor la senda que le indicaba que todo arte procede de la naturaleza. Sus obras recrean las formas del mundo que nos rodea: vegetales, mundo animal, piedras trabajadas por el mar, grutas, agua, cielo, seres fantásticos con sus particulares pieles, escamas, rugosidades provenientes de un inquietante universo personal.
Era una de las particularidades del arquitecto español Antoni Gaudí (1852 – 1926). Más que trabajar con grandes planos, fue capaz de proyectar sus ideas en detalladas maquetas, haciendo gala de una increíble capacidad y sentido del volumen. Obras como la aún inacabada Sagrada Familia, la Casa Batlló o el Palacio Güell dan cuenta de su estilo detallado, con toques neogóticos y figuras orgánicas.
Nacido en 1852 en Reus, Antoni Gaudí tuvo interés por la naturaleza desde niño, incluso fue parte del Centro Excursionista de Cataluña. De ese gusto surgen algunas de las formas geométricas que inspiraron su arquitectura. “Por eso tiene este valor de ser considerado el máximo exponente del modernismo, porque pone en valor no solo el fenómeno natural, sino cómo ese fenómeno natural puede ofrecer cobijo en base a una estructura simple”, comenta Claudio Carrasco, presidente del Colegio de Arquitectos de Valparaíso.

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